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✎ SuperNaturales- Bestiario Mitológico Griego

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By: guestier Balut

CERBERUS

CERBERUS – El perro del Hades, Cerbero, en la antigua mitología, era un perro con tres cabezas y una serpiente por cola cuya labor era guardar las puertas del Hades, para que ningún humano entrara sin permiso y al mismo tiempo, para que ningún espectro consiguiera salir de los infiernos. A la orilla del río Aqueronte, frontera entre los vivos y los muertos, y con la única compañía del barquero Caronte, el Can Cerbero siempre alerta, fue la pesadilla para todos aquellos valientes héroes que se atrevieron a cruzar aquellas puertas sin el permiso de Hades. Su origen se relaciona con la constelación de Cetus, en la que se puede intuir las formas de las puertas del inframundo cerradas y una bestia de tres cabezas en el centro guardándolas. Las menciones sobre Cerbero a lo largo de la historia son muchas y variadas. En algunas aparece incluso hasta con cien cabezas y cola de dragón y en otras posee serpientes en su lomo. Aunque la clásica de tres cabezas es la más común.

CENTAURO – Los centauros son muy conocidos por la lucha que mantuvieron con los lápitas, provocada por su intento de raptar a Hipodamía el día de su boda con Pirítoo, rey de los lapitas y también hijo de Ixión. La riña entre estos primos es una metáfora del conflicto entre los bajos instintos y el comportamiento civilizado en la humanidad. Teseo, un héroe y fundador de ciudades que estaba presente, inclinó la balanza del lado del orden correcto de las cosas, y ayudó a Pirítoo. Los centauros huyeron. (Plutarco, Teseo, 30; Ovidio, Las metamorfosis xii. 210; Diodoro Sículo iv. 69, 70.) Escenas de la batalla entre los lápitas y los centauros fueron esculpidas en bajorrelieves en el friso del Partenón, que estaba dedicado a la sabia Atenea.

HIDRA – En la mitología griega, la Hidra de Lerna (en griego antiguo Λερναία Ὕδρα) era un antiguo y despiadado monstruo acuático catónico con forma de serpiente policéfala (cuyo número va desde 5 hasta 100 e incluso 10.000 según la fuente) y aliento venenoso (Higino, 30) a la que Heracles mató en uno de sus doce trabajos. Su guarida era el lago de Lerna en el golfo de la Argólida (cerca de Nauplia), si bien los arqueólogos han confirmado que este lugar sagrado es anterior incluso a la ciudad micénica de Argos, pues Lerna fue el lugar del mito de las Danaides. Bajo sus aguas había una entrada al Inframundo que la Hidra guardaba.
La Hidra era hija de Tifón y la Equidna. Fue criada por Hera bajo un plátano cerca de la fuente Amimone en Lerna. Se decía que era hermana del León de Nemea y que por ello buscaba venganza por la muerte de éste a manos de Heracles. Por esto se decía que había sido elegida como trabajo para Heracles, de forma que éste muriese.

 

HARPYAS

HARPIA – En la mitología griega, las Arpías o Harpías (en griego antiguo Άρπυια Harpyia, ‘que vuela y saquea’) eran hermosas mujeres aladas conocidas principalmente por robar constantemente la comida de Fineo antes de que éste pudiera comerla, haciendo cumplir así un castigo impuesto por Zeus. Esto las llevó a pelear con los argonautas. En tradiciones posteriores fueron transformadas en genios maléficos alados de afiladas garras, que es como se les conoce popularmente.

MINOTAURO – En la mitología griega, Asterión el Minotauro (del griego Μινόταυρος, Minótauros), era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro. El mito tiene su versión más completa en la biblioteca mitológica de Apolodoro. Su nombre significa “Toro de Minos”, y fue concebido de la unión entre Pasífae y un magnífico toro con motivo de una afrenta divina. Fue encerrado en un laberinto diseñado por el artífice Dédalo, hecho expresamente para retenerlo, ubicado probablemente en la ciudad de Cnosos en la isla de Creta. Por muchos años, hombres y mujeres eran llevados al laberinto como sacrificio para ser el alimento de la bestia hasta que la vida de ésta terminó en manos del héroe Teseo.

 

CICLOPE

CICLOPES – Cíclopes de la primera generación eran hijos de Urano y Gea, y conocidos artesanos y constructores. Eran gigantes con un solo ojo en mitad de la frente y un temperamento horrible. Según Hesíodo eran fuertes, testarudos, y de «bruscas emociones». Eventualmente sus nombres llegaron a ser sinónimo de fuerza y poder, y se usaban para referirse a armas especialmente bien manufacturadas.
Fueron tres: Brontes, Estéropes y Arges (aunque algunas fuentes cambian a Arges por Acmónides o Piracmón). Había también otros cuatro llamados Euríalo, Elatreo, Traquio y Halimedes, que presumiblemente eran hijos de los tres primeros.

MOIRAS – En la antigua Grecia, tres viejecitas tejían los hilos del destino de los hombres, las moiras, que simbolizaban el destino, el transcurso del tiempo, la suerte de cada cual. Los griegos eran muy conscientes de la inestabilidad de la vida, de sus multiples cambios. Cuando la felicidad les sonreía, creían que debían ser moderados y no alegrarse en exceso, porque los dioses podían sentir envidia, hybris, y castigarlos con algún mal. Las moiras nos enfrentan a lo que tenemos, a las personas y objetos de los que dependemos en nuestra vida cotidiana.

PEGASO – En la mitología griega Pegaso (en griego Πήγασος) era un caballo alado. Pegaso nació de la sangre derramada por Medusa cuando Perseo le cortó la cabeza. Es totalmente blanco y tiene dos alas que le permiten volar. Una característica de su vuelo es que cuando lo realiza, mueve las patas como si en realidad estuviera corriendo por el aire. Según las fuentes clásicas, Perseo no llegó a volar montado a Pegaso, puesto que lo hacía gracias a unas sandalias aladas, sin embargo, muchos artistas renacentistas lo representaron volando en este caballo. Belerofonte encarna el defecto de la excesiva ambición. Cuando por fin consigue montar a Pegaso, no contento con esto le obliga a llevarlo al Olimpo para convertirse en un dios, pero Zeus, molesto por su osadía, envía a un insignificante mosquito que pica el lomo de Pegaso y precipita al vacío a Belerofonte sin matarlo, quedando lisiado y condenado a vagar apartado del resto del mundo toda su vida recordando su gloria pasada.

LEON DE NEMEA – En la mitología griega el león de Nemea (en griego λεον Νεμειος leon Nemeios; era un despiadado monstruo que vivía en Nemea. Finalmente fue vencido por Heracles. Suele considerársele hijo de Tifón y Equidna o de Ortos y Quimera, aunque también se ha dicho que habría caído desde la luna, como hijo de Zeus y Selene. La muerte del león El primero de los doce trabajos de Heracles fue matar al león de Nemea y despojarle de su piel. El león había estado aterrorizando los alrededores de Nemea, y tenía una piel tan gruesa que resultaba impenetrable a las armas. Cuando Heracles se enfrentó a él por primera vez, usando su arco y sus flechas, un garrote hecho de un olivo (que él mismo había arrancado de la tierra) y una espada de bronce, todas las armas resultaron inútiles. La morada del animal tenía dos entradas: Heracles lo azuzó hasta que el animal penetró en ella, taponó una de las entradas y acorralándolo por la otra lo atrapó y estranguló metiéndole un brazo por la garganta hasta asfixiarle. (En algunas variantes, Heracles estrangulaba realmente a la bestia). Heracles llevó el cuerpo del león a Micenas para que lo viera el rey Euristeo, Pero éste se asustó tanto que prohibió a Heracles volver a entrar a la ciudad, y le ordenó que de ahí en adelante le mostrase el fruto de sus trabajos desde fuera. Heracles empleó horas intentando desollar al león sin éxito. Por fin Atenea, disfrazada de vieja bruja, ayudó a Heracles a advertir que las mejores herramientas para cortar la piel eran las propias garras del león. De esta forma, con una pequeña intervención divina, consiguió la piel del león, que desde entonces vistió a modo de armadura.

ESCILA – En la mitología griega, Escila (en griego Σκύλλα) era una joven que fue transformada en un monstruo marino de varias cabezas condenado a guardar un estrecho paso marítimo. Existen varias descripciones del monstruo: unas dicen que se trata de un monstruo del mar con cabeza y cuerpo de mujer, aunque terminado éste en forma de pez, otras dicen que es un monstruo de doce pies, todos deformes, y seis cuellos larguísimos, cada cual con una horrible cabeza en cuya boca hay tres hileras de abundantes y apretados dientes. Sus padres fueron Hécate y Forcis, o bien Equidna y Tifón, si bien Homero señala a Crateis como su madre. De sus extremidades inferiores salían cabezas de perros, cuyos ladridos eran tan leves como los de un cachorro, pero no así su voracidad. Escila tenía doce pies para sostenerse. Poseía tres cabezas (o tal vez seis), todas ellas con tres hileras de puntiagudos colmillos. Isacio le asignaba igualmente seis cabezas, pero todas distintas: oruga, perro, león, górgona, ballena y hombre. Vivía junto a Caribdis, y fue transformada por los dioses, con el tiempo, en una roca, aún existente, que suponía graves peligros para los navegantes. Escila no siempre había sido un monstruo sino que fue una hermosa doncella, plena de dulzura. Un día que jugaba alegremente en la playa, el dios marino Glauco la observó, sentada en una umbría caleta, lavándose los bellos pies en las cristalinas aguas. Después de haber admirado su belleza desde lejos, nadó hasta ella y le habló cortésmente para intentar conquistarla. Pero a Escila le causaba temor la gran cola de pez del dios, que no tenía piernas, y sentía aversión por su cabello lleno de cizañas. Quizás aborreciera, más que nada, su aire engreído; porque Glauco se había envanecido mucho desde que comió una hierba mágica que lo convirtió de simple pescador en dios. Glauco, que no estaba dispuesto a tolerar tal desdén, acudió a la maga Circe para lograr el amor de Escila por artimañas de brujería. Sin embargo, Circe no estaba dispuesta a ayudar a Glauco, pues también estaba enamorada de él; y, aunque intentó convencerlo de que dedicase su amor a alguien más digno de él, se vio obligada, por las continuas presiones, a ayudarle a conseguir sus propósitos. Para ello le entregó una pócima, dándole una serie de instrucciones sobre su uso. Haciendo caso de Circe, Glauco vertió tal líquido en la caleta de mar donde Escila solía bañarse. Un día que ésta acudió alegremente a darse un chapuzón, observó de repente cómo una jauría de perros empezaba a atacarla. Asustada, trató de defenderse, pero pronto observó horrorizada que esos perros partían de su cintura y que estaba comenzando a transformarse en el temible ser que antes hemos comentado. Glauco, que vigilaba desde la distancia, al ver lo ocurrido, perdió todo el interés por ella y se marchó. Otra versión de la leyenda dice que el enamorado de la muchacha fue Poseidón, y que su esposa, Anfítrite, celosa, pidió a Circe que elaborara tal venganza, si bien el desarrollo de la historia es el mismo.

 

GRIFOS

GRIFO – El grifo (griego γρυφος gryphos) es una criatura mitológica, cuya parte superior es la de un águila gigante, con plumas doradas, afilado pico y poderosas garras. La parte inferior es la de un león, con pelaje amarillo, musculosas patas y cola. Algunos grifos se representan con orejas puntiagudas en la cabeza o plumas en la cola. De acuerdo a los mitos, es ocho veces más grande y fuerte que un león común y no es raro que se lleve a un jinete con su caballo, o a un par de bueyes, que entran en sus patas. Con sus garras se fabrican copas para beber, y con sus costillas arcos para tirar flechas.

MANTICORA – La mantícora es una criatura mitológica, un tipo de quimera con cabeza humana (frecuentemente con cuernos), el cuerpo rojo (en ocasiones de un león), y la cola de un dragón o escorpión, capaz de disparar espinas venenosas para incapacitar o matar a sus presas. Dependiendo del relato mitológico, su tamaño varía desde el de un león hasta el de un caballo, y su descripción puede incluir o no la presencia de alas. La mantícora tienen su origen en la mitología persa, y su nombre significa ‘devoradora de personas’.

 

MEDUSA

MEDUSA – En la mitología griega, Medusa (en griego antiguo Μέδουσα Médousa, ‘guardiana’, ‘protectora’) era un monstruo ctónico femenino, que volvía de piedra a aquellos que la miraban. Fue decapitada por Perseo, quien después usó su cabeza como arma hasta que se la dio a la diosa Atenea para que la pusiera en su escudo, la égida. Desde la antigüedad clásica, la imagen de la cabeza de Medusa aparece representada en el artilugio que aleja el mal conocido como Gorgoneion. Las tres hermanas gorgonas —Medusa, Esteno y Euríale— eran hijas de Forcis y Ceto, o a veces de Tifón y Equidna, en ambos casos monstruos ctónicos del mundo arcaico. Esta genealogía la comparten sus otras hermanas, las Greas, como en el Prometeo liberado de Esquilo, quien ubica ambas trinidades muy lejos, en la «espantosa llanura de Cistene»:

LEVIATAN – Leviatán (del hebreo liwyatan, enrollado) fue una bestia marina del Antiguo Testamento, a menudo asociada con Satanás, creada por Dios.(Génesis 1:21) El término Leviatán ha sido reutilizado en numerosas ocasiones como sinónimo hoy en día de gran monstruo o criatura. En el Génesis, Leviatán es mencionada en el comentario de Rashi sobre (Génesis 1:21): “Dios creo los grandes monstruos marinos – Taninim” en hebreo. En este verso Rashi declara: “De acuerdo a la leyenda esto se refiere al Leviatán y su pareja. Dios creo un Leviatán macho y una hembra, entonces mató a la hembra y la salvó para los honestos, ya que si los leviatanes llegaran a procrear, entonces el mundo no podría interponérseles.” Jastrow traduce la palabra “Taninim” como “monstruo marino, cocodrilo o gran serpiente”.

 

SIRENAS

SIRENA – Aunque en su forma original eran seres híbridos de mujer y ave, posteriormente la representación más común las describe como mujeres jóvenes con cola de pez. En la mitología griega, las sirenas son una clase difusa que comprende varios seres que se distinguen por una voz musical y prodigiosamente atractiva; En época preclásica comenzaron ya a identificarse con náyades, y su canción a describirse como un atractivo irresistible que llevaba a la perdición a los marinos. En la leyenda de Jasón y los Argonautas, los marineros encantados por la voz de las sirenas se salvaron del desastre gracias a la habilidad de Orfeo, que logró con su canto tapar la música de aquellas y distraer a los Argonautas que se hubieran encallado de otro modo en los sirenum scopuli donde estas habitaban.

QUIMERA – En la mitología griega, Quimera (en griego antiguo Χίμαιρα Khimaira) era un monstruo horrendo, hija de Tifón y de Equidna, que vagaba por las regiones de Asia Menor aterrorizando a las poblaciones y engullendo rebaños y animales. Fue madre con Ortro de la Esfinge y el León de Nemea. Las descripciones varían desde las que decían que tenía el cuerpo de una cabra, los cuartos traseros de una serpiente o un dragón y la cabeza de un león, hasta las que afirmaban que tenía tres cabezas: una de león, otra de macho cabrío, que le salía del lomo, y la última de dragón, que nacía en la cola. Todas las descripciones coinciden sin embargo en que vomitaba fuego por una o más de sus cabezas. Era sumamente rápida. Quimera fue derrotada finalmente por Belerofonte con la ayuda de Pegaso, el caballo alado, a las órdenes del rey Iobates de Licia. Hay varias descripciones de su muerte: algunas dicen simplemente que Belerofonte la atravesó con su lanza, mientras que otras sostienen que la mató cubriendo la punta de la lanza con plomo que se fundió al ser expuesto a la ardiente respiración de Quimera.

SATIRO – Los Agus satirums (en griego Σάτυροι, Satyroi) son criaturas masculinas que en la mitología griega acompañaban a Pan y Dioniso, vagando por bosques y montaña. En la mitología son a menudo relacionados con el apetito sexual y los pintores de vasijas solían representarlos con erecciones perpetuas. Los sátiros, relacionados con las Ménades, forman el «cortejo dionisíaco» que acompaña al dios Dioniso. Pueden estar también asociados al dios Pan. Algunas tradiciones consideran a Sileno padre de la tribu de los sátiros. Los tres mayores de éstos, llamados Marón, Leneo y Astreo, eran iguales a su padre y por ellos fueron también conocidos como silenos. Según algunas versiones habrían sido ellos los padres de los sátiros (de los que entonces sería Sileno su abuelo). Los tres estuvieron en el séquito de Dioniso cuando éste viajó a la India, y de hecho Astreo era el conductor de su carro. Se les representa de varias formas. La más común (y básicamente romana) es la de una criatura mitad hombre mitad carnero, con orejas puntiagudas y cuernos en la cabeza, abundante cabellera, una nariz chata, cola de cabra y un priapismo permanente.

AUTOMATA – Autómata del griego automatos (αὐτόματος) que significa espontáneo o con movimiento propio, es el primer registro de robot del que se tenga noticia. En el año 62 Heron de Alejandría describe múltiples aparatos en su libro “Autómata”. Entre ellos aves que vuelan, gorjean y beben. En los mitos de la Atlantida a menudo aparecen automatas mas avanzados con funciones belicas o de proteccion. Un Automata es muy parecida a los Einheriar de Heimdall, ya que en apariencia son una especie de “armadura con vida”, se creia que tenian el espíritu de soldado adentro. Puede reconstruir a otro autómata caído.

BEHEMOTH – Aparece mencionado en la Biblia, en el Libro de Job (40,15-24) junto a otro monstruo, Leviatán, que representaría al cocodrilo, para aludir a Egipto. La caza de hipopótamos y cocodrilos fue un peligroso deporte practicado con cierta frecuencia por la realeza egipcia, como puede contemplarse en algunos frescos y relieves de esa cultura. En el apócrifo Libro de Enoc Behemot y Leviatán son descritos así: Y en ese día se separarán dos monstruos, una hembra llamada Leviatán, que morará en el abismo sobre donde manan las aguas, y un macho llamado Behemot, y ocupará con sus pechos un desierto inmenso llamado Dandain.
En otras leyendas hebreas ambas criaturas son enemigas que se enfrentaron al principio de los tiempos y han de ser destruidos por Dios antes de que acaben con su Creación. Otras versiones de estas leyendas sostienen por el contrario que la batalla entre los monstruos no fue al principio, sino que será el día del Juicio Final. Durante la Edad Media, Behemot llegó a ser el nombre de un demonio.

GIGANTE DE HEKA (Hecatónquiros) – En la mitología griega los Hecatónquiros o Hecatónqueros (en griego Έκατόνχειρες Hekatonkheires o Έκατόνταχειρας Hekatontakheiras, ‘los de cien manos’), conocidos también como Centimanos (del latín Centimani), eran gigantes con cien brazos y cincuenta cabezas, hijos de Gea y Urano. Su padre los arrojó al Tártaro, pero fueron rescatados por Crono, al que ayudaron a castrar y derrocar a Urano. Tras ayudar a Crono, éste les encerró de nuevo en el Tártaro, donde permanecieron guardados por Campe hasta que Zeus los rescató. Durante la Guerra de los Titanes, arrojaban rocas de cien en cien a los Titanes. Al terminar la guerra los Hecatónquiros se establecieron en palacios en el río Océano, convirtiéndose en los guardianes de las puertas del Tártaro, donde Zeus había encerrado a los Titanes. En la Ilíada hay una historia, que no se encuentra en ningún otro sitio, que cuenta que en algún momento los dioses estaban intentando derrocar a Zeus, y éste llegó a ser encadenado por Hera, Atenea y Poseidón, pero fracasaron cuando Tetis invocó a los Hecatónquiros y éstos acudieron en su ayuda. A veces se les considera deidades del mar, y puede que provengan de los pentekonter, barcos con cincuenta remeros. Los Hecatónquiros eran Briareo (‘fuerte’), Giges y Coto. Homero también se refirió a Briareo como Egeón (‘cabruno’), si bien éste era también el nombre de un dios del mar diferente.

AVE DE ESFINTALO – En la mitología griega, los pájaros del Estinfalo eran unas aves que tenían picos, alas y garras de bronce y cuyos excrementos venenosos arruinaban los cultivos y también eran carnívoras. Poblaban la región y el bosque alrededor del lago Estínfalo. Euristeo comandó entonces a Heracles que acabase con la amenaza de dichas aves, como parte de Los doce trabajos de Heracles, ya que en ocasiones atacaban al ganado o a la población. Heracles se dirigió al Estínfalo, y ahí se encontró desolado pues la misión era especialmente difícil de completar: las aves eran demasiadas para sus flechas y su legendaria fuerza no le servía de nada. Entonces apareció Atenea y le socorrió dándole un cascabel (o una campana) de bronce y le mandó a que lo tocara desde una colina elevada, al hacerlo las aves asustadas emprendieron vuelo y nunca más se las volvió a ver en el bosque y el lago. Muchas de ellas fueron derribadas por las flechas de Heracles y las que consiguieron escapar huyeron hacia la isla de Ares, en el Mar Negro, donde fueron encontradas años después por los Argonautas.

 

NEREIDAS

NEREIDAS – En la mitología griega, las Nereidas eran las cincuenta hijas de Nereo y de Doris. Se las consideraba las ninfas del mar, puesto que vivían en las profundidades del océano; no obstante emergían a la superficie para ayudar a marineros que surcaban los procelosos mares, siendo los argonautas los más famosos entre los que socorrieron mientras viajaban en búsqueda del vellocino de oro. Se aparecen a los hombres del mar montadas en delfines y otros animales marinos. Los griegos las adoraban en altares en las orillas de mares y acantilados, donde se les ofrendaba leche, aceite y miel. Representaban todo aquello que hubiese de hermoso y amable en el mar. Cantaban con voz melodiosa y bailaban alrededor de su padre. Se las representa coronadas por ramas de coral y portando el tridente de Poseidón, de cuyo séquito formaban parte.

LAMPADES – Se les llama ninfas del inframundo, compañeros de Hecate (diosa titanide de la brujeria), eran un regalo de Zeus por la lealtad de Hécate en la Titanomaquia. Estan muertos y llevan antorchas y acompañar a Hécate en su noche de Viajes por el tiempo y encantamientos. Algunos relatos cuentan cómo la luz de las antorchas de los Lampads ‘tiene el poder para conducir a uno a la locura.

ARGUS (Argos Panoptes) – era un gigante con cien ojos. Era por tanto un guardián muy efectivo, pues sólo algunos de sus ojos dormían en cada momento, habiendo siempre varios otros aún despiertos. Era un fiel sirviente de Hera. Su gran servicio al panteón olímpico fue matar al monstruo ctónico con cola de serpiente Equidna cuando ésta dormía en su cueva. El último trabajo de Argos para Hera fue guardar de Zeus una ternera blanca. «Ata esta vaca con cuidado a un olivo en Nemea», le encargó. Hera sabía que la ternera era en realidad Ío, una de las muchas ninfas con las que Zeus se estaba apareando para establecer el nuevo orden. Para liberarla, Zeus mandó a Hermes que matase a Argos. Hermes lo logró disfrazándose de pastor y haciendo que todos los ojos de Argos cayesen dormidos con historias aburridas. Para conmemorar a su fiel guardián, Hera hizo que los cien ojos de Argos fuesen preservados para siempre en las colas de los pavos reales.


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